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Evangelio Dominical - 14 de Noviembre

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (Mc 13 24-32).

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 24En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá la luna no dará su resplandor, 25las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearan. 26Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria: 27enviara a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo, 28aprendan de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducen que el verano está cerca: 29pues cuando vean ustedes que esto sucede, sepan que él está cerca a la puerta. 30En verdad les digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. 31El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran. 32En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, solo el Padre.

 

Palabra del Señor.

 

 

Reflexión:

 

 

El mejor conocimiento del lenguaje apocalíptico, construido de imágenes y recursos simbólicos para hablar del fin del mundo, nos permite hoy escuchar el mensaje esperanzador de Jesús, sin caer en la tentación de sembrar angustia y terror en las conciencias.

 

Un día la historia apasionante del ser humano sobre la tierra llegará a su final. Esta es la convicción firme de Jesús. Esta es también la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno. Esta vida terminará. ¿Qué va a ser de nuestras luchas y trabajos, de nuestros esfuerzos y aspiraciones?

 

Jesús habla con sobriedad. No quiere alimentar ninguna curiosidad morbosa. Corta de raíz cualquier intento de especular con cálculos, fechas o plazos. "Nadie sabe el día o la hora..., solo el Padre". Nada de psicosis ante el final. El mundo está en buenas manos. No caminamos hacia el caos. Podemos confiar en Dios, nuestro Creador y Padre.

 

Desde esta confianza total, Jesús expone su esperanza: la creación actual terminará, pero será para dejar paso a una nueva creación, que tendrá por centro a Cristo resucitado. ¿Es posible creer algo tan grandioso? ¿Podemos hablar así antes de que nada haya ocurrido?

 

Jesús recurre a imágenes que todos pueden entender. Un día el sol y la luna que hoy iluminan la tierra y hacen posible la vida, se apagarán. El mundo quedará a oscuras. ¿Se apagará también la historia de la Humanidad? ¿Terminarán, de esta manera, nuestras esperanzas?

 

Según la versión de Marcos, en medio de esa noche se podrá ver al "Hijo del Hombre", es decir, a Cristo resucitado que vendrá "con gran poder y gloria". Su luz salvadora lo iluminará todo. Él será el centro de un mundo nuevo, el principio de una humanidad renovada para siempre.

 

Jesús sabe que no es fácil creer en sus palabras. ¿Cómo puede probar que las cosas sucederán de esta forma? Con una sencillez sorprendente, invita a vivir esta vida como una primavera. Todos conocen la experiencia: la vida que parecía muerta durante el invierno comienza a despertar; en las ramas de la higuera brotan de nuevo pequeñas hojas. Todos saben que el verano está cerca.

 

Esta vida que ahora conocemos es como la primavera. Todavía no es posible cosechar. No podemos obtener logros definitivos. Pero hay pequeños signos de que la vida está en gestación. Nuestros esfuerzos por un mundo mejor no se perderán. Nadie sabe el día, pero Jesús vendrá. Con su venida se desvelará el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos Dios. Nuestra historia apasionante llegará a su plenitud.